L’ARCHITECTURE DES ARBRES
L’architecture des arbres está compuesto por una serie de cuatro fotografías realizadas a diferentes instalaciones elaboradas en distintos espacios del edificio de la Cité International de Paris. De esta manera establezco, a través de ellas, un juego con elementos de la naturaleza y estructuras arquitectónicas, planteando así una escenografía donde, de manera sutil, como si del trazo de un dibujo se tratara, la naturaleza se introdujera en la estructura.
A través de la figura del árbol, de sus ramas irregulares -líneas informes y orgánicas-, se penetra dentro de una arquitectura fría y distante. El árbol está, asimismo, manipulado, por una parte, desaparecen sus hojas, la copa se disuelve en las ramas que configuran sus venas. Por otra, su color se unifica en el negro, color que resalta sobre el fondo, como una escisión de la propia arquitectura. Finalmente, su forma se debe al conjunto que le rodea, modelándola en relación a las proporciones de una realidad envolvente pero remota. De esta manera, la naturaleza genera una convicción que contrasta con lo sólido de la estructura. Se establece así una relación entre naturaleza y arquitectura, silenciosa, sutil, una incisión casi indolora.
Al mismo tiempo, a través del juego de luces artificiales (con dominantes de color) y naturales, se crea la composición del espacio. Lo natural aparece poco a poco. Invade el espacio inerte de manera frágil, pero con una presencia que transforma la propia estructura. La artificialidad del espacio real con tonalidades que son el resultado de una luz manipulada por el hombre se rompe a través de la luz natural, de fuera, de un exterior aun más incierto, como una suave disección.
De nuevo un paisaje interno, un espacio concreto: el residuo de una arquitectura, en el que nadie repara y sin embargo un lugar de paso. Allí asoma, por algún orificio, la parte más alta de un árbol. Otro lugar inaccesible, que desciende hasta nosotros, volátil, sutil, delicado. No somos nosotros los que ascendemos a sus copas. El Barón Rampante espera a que sean las ramas las que desciendan hasta él, quizá para volver a subirse a ellas y ver la realidad, esta vez, desde abajo.
L’ARCHITECTURE DES ARBRES
L’architecture des arbres comprises a series of four photographs of different installations set up in various spaces in the Cité International building in Paris. The images allow me to play with natural elements and architectural structures, and thus to propose a stage of sorts where, in a subtle way, Nature is introduced into those structures as if sketched in a drawing board.
The tree form, with its irregular, shapeless, organic branches, penetrates a cold, distant architecture. The tree itself is altered, too. One on hand, its leaves disappear and its crown dissolves into the branches that make up its veins. On the other, its colour is a uniform black, making it stand out against the background like something that has split away from the architecture. In the end, it is shaped by its surroundings, and reflects the scale of an all-enveloping yet remote reality. In this way, Nature generates a sense of conviction which contrasts with the solidness of the structure, and a silent, subtle relationship, an almost painless incision, is created between Nature and architecture.
At the same time, space is organized through illumination with artificial (predominantly coloured) and natural lights. Nature appears little by little. It invades the lifeless space timidly, but with a presence that transforms the structure itself. The artificialness of the real space, with its colours created by man-made light, is broken by the natural light smoothly slicing in from the outside, from an even more uncertain exterior, like a surgeon’s scalpel.
Once again, an inner landscape, a specific space: a by-product of an architecture that nobody notices, and yet which constitutes a transit point. There, sticking out through a hole, is the top of a tree. Another inaccessible place; subtly, delicately, fugaciously descending towards us instead of us climbing to reach its crown. The Rampant Baron waits until the branches reach down to him, perhaps then to climb back up onto them and see reality – this time from below.